Saber mucho de algo o de mucho, no te hace experto ni sabio.
Hay una gran diferencia entre la visión de los chinos antiguos y occidente, y es que mientras más estudias, más sabes. Entonces hay personas que estudian de todo, durante mucho tiempo, y conocen a “plenitud” muchas cosas, manejan mucha información e diferentes ámbitos, áreas, enfoques.

Pero en la otra visión, plantea que saber mucho de algo sin ponerlo en práctica, sin incorporarlo en tu práctica diaria, en tu vida cotidiana; te convierte en alguien que no sabe. Hay “maestros” de Qi gong que han estudiado cientos de movimientos e imparten clases diarias, mostrando sus conocimientos; pero si un “campesino” conoce un solo movimiento y lo practica todos los días de su vida durante años, con entrega y consciencia de ello, se vuelve un maestro de eso. Ese es un verdadero maestro.
Esa visión la cómprate la sabiduría shamánica americana. Como decía mi abuelo, “hay gente que lleva a viejo, pero no a hombre”. Era su manera de decir que sólo por cumplir años y llegar cierta edad, no se convertía ese masculino en alguien que aprendía. Y por eso, la autoridad indígena, entre otros, está conformado por el consejo de sabios, que no es algo que se decreta, porque sólo después de haberte pulido en la vivencia, alcanzas cierta sabiduría.
Esas visiones ancestrales, están muy distantes de lo que siempre ha hecho occidente. Desde hace mucho tiempo que la mayoría de los seres humanos optamos por “estudiar” y volvernos “especialistas” en algo. Pero esas especialidades, no van con lo que nuestro interior nos pide. La mayoría de las profesiones que se ejercen en la actualidad, no van con las vocaciones de cada ser.
Cuando laboras en algo que no te apasiona, que no te llena, que no te nutre, te desgastas. Y entre otras cosas, aparece la enfermedad, tanto emotiva como orgánica. Pero pocas veces le hacemos caso a esos llamados almáticos, porque el condicionamiento de la “necesidad de brillar, de triunfa, de ser un especialista, de ser un experto en algo”, nos lleva a seguir yendo contra lo que realmente queremos hacer, lo que verdaderamente amamos hacer.
En la actualidad, el aparentar sabe mucho, nos lleva a creernos expertos, maestros, “modelos”. Pero en el fondo es una búsqueda de reconocimiento, de querer llenar todas las carencias que contenemos. Sólo cuando dejamos de buscar protagonismo, cuando nos damos cuenta del vacío interior que tenemos, que nos muestra de qué estamos hechos realmente, es cuando podemos trascender eso que nos impide convertirnos en verdaderos maestros.
Cada uno tiene una maestría, que no es ni mejor ni peor que la de otros. Que al igual que la de los otros, es única, grande y maravillosa.
Espero que en este mes que está por terminar, que nos llevaba, entre otras cosas; a resolver lo que interiormente no se había resuelto, hayas logrado contactar con la información de lo que posee tu espíritu para desarrollar tu maestría, y que comiences a ser verdaderamente tú. Porque no tiene sentido vivir de una apariencia o necesidad de reconocimiento, recuerda siempre que tienes el arte de brillar con luz propia.
Idúwali Nali.
